Si perdonar fuera tan fácil como quitar un dolor de muelas, te aseguro que habría muchísima gente haciendo fila en el dentista para remover ese dolor, esa molestia que se siente en distintos niveles, desde lo más profundo hasta lo pasivo-agresivo, y que te roba la paz. Pensaba en qué tema hablar hoy, y es que son tantos que todos parecen necesarios. Siempre me gusta comenzar desde el principio; creo que esa es la base para una sanación correcta y sin cicatrices. Saltarme los pasos no es una opción para mí… No ahora. He aprendido del pasado y de algunas malas cicatrizaciones notables que aún duelen.
Perdonar es una palabra que se dice tan fácilmente, tan corta y simple, pero que conlleva un paso enorme, pero es un sentimiento que puede destruirnos si lo ignoramos o tratamos de vivir sin tomar acción.
Pero para eso estamos aquí: tú, para tomar nota, y yo, para compartirte algunas practicas que sé que te ayudarán a largo y corto plazo. Recuerda que muchas veces perdonar no es para que la otra persona se sienta bien o para liberarla de una carga; perdonar es para quitarte la carga a ti misma, para romper esa atadura que corroe tu alma y comenzar de nuevo. Perdonar es necesario, saludable, y además, un mandato. Porque Dios conoce nuestro corazón y sabe que de él mana la vida. Por tanto, Él sabe que esa falta de perdón nos está dañando o puede llegar a hacerlo al punto de la muerte.
Como mujeres seguidoras de Jesús, debemos estar conscientes de que perdonar es una decisión. Así que no puedes decirme: “Es que no sé cómo hacerlo” o “Es que Dios no lo saca de mí,” Para que tengas una verdadera sanación y logres perdonar debemos estar doblemente decididas. ¡Sí! ¡Doble decisión! Y para que la obra de Dios transforme tu vida debes tomar la primera decisión, esa es querer realmente. Esto significa estar dispuesta a soltar, a entregar y a comenzar de nuevo, sin dejar nada a medias.
La segunda decisión es permitir que sea Dios quien lo haga, y no tú en tus propias fuerzas. Trabajarlo cada día sostenida por Su misericordia te llevará a estar lista para lograrlo.
Ahora sí, déjame compartirte 5 prácticas para perdonar. Trabájalas cada día
1. Reconoce tus emociones y acéptalas:
- Es importante validar lo que sientes sin juzgarte. Reconocer el dolor, la ira o la tristeza es el primer paso para liberarte de ellos. Escríbelo en un Diario o habla con alguien de confianza para procesarlo.
- Medita en la Palabra: “El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido” (Salmo 34:18).
- Actividad: Dedica tiempo a escribir en un diario lo que sientes. Identifica las emociones (ira, tristeza, decepción) y reflexiona sobre cómo esas emociones afectan tu paz. Luego, ora entregándole esas emociones a Dios.
2. Ora y entrega el dolor a Dios:
- Lleva tus emociones y tu carga a Dios en oración. Pídele fuerza para perdonar y sanar. Recuerda que el perdón es un acto espiritual y humano que requiere Su gracia. “Echad toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5:7).
- Medita en la Palabra: “Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores” (Mateo 6:12).
- Actividad: Crea un “Mapa de Liberación” en una hoja: escribe el nombre de la persona o situación que necesitas perdonar en el centro. Alrededor, escribe oraciones de entrega, como: “Señor, ayúdame a soltar este dolor. Te entrego mi corazón herido y confió en Tu sanación.” Ora diariamente sobre este mapa.
3. Cambia la perspectiva:
- Intente ver la situación desde otro ángulo. Pregúntate: ¿qué pudo motivar a esa persona a actuar así? No para justificar, sino para comprender. A veces, el perdón surge cuando entendemos que todos somos imperfectos y necesitamos misericordia.
- Medita en la Palabra: “No juzguen, para que no sean juzgados. Porque con el juicio con que ustedes juzgan, serán juzgados” (Mateo 7:1-2).
- Actividad: Escribe una carta a la persona que te lastimó desde una perspectiva empática. No necesitas entregarla; simplemente reflexiona sobre lo que pudo haber motivado su comportamiento. Esto puede ayudarte a soltar el resentimiento.
4. Decide perdonar, incluso si no lo sientes al principio:
- El perdón no siempre es un sentimiento inmediato; es una decisión consciente. Puede que no te sientas listo al principio, pero al elegir soltar el resentimiento, permite que el proceso de sanación comience.
- Medita en la Palabra: “Soporten las faltas de los demás y perdonen a todos los que los ofendan. Recuerden que el Señor los perdonó, así que ustedes deben perdonar” (Colosenses 3:13).
- Actividad: Realiza un acto simbólico de perdón. Escribe en un papel lo que deseas soltar y luego rómpelo o quémalo (de forma segura), mientras oras: “Señor, en Tus manos dejo este dolor. Ayúdame a caminar en libertad y a perdonar como Tú me has perdonado.”
5. Practica la gratitud y enfócate en tu bienestar:
- En lugar de revivir el dolor, concéntrate en lo bueno que tienes en tu vida. Haz una lista de bendiciones y agradece por ellas. Esto te ayudará a liberar el peso del resentimiento y llenar tu corazón de paz.
- Medita en la Palabra: “Den gracias en toda situación, porque esta es la voluntad de Dios para ustedes en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:18).
- Actividad: Crea un “Diario de Gratitud” y, cada noche, escribe tres cosas por las que estás agradecida, enfocándote en lo que Dios ha hecho en tu vida. Reflexionar en Sus bendiciones traerá paz a tu corazón y te ayudará a dejar de lado el resentimiento.
Para terminar, permíteme decirte:
Perdonar no significa olvidar o justificar el daño, sino liberarte del poder que el resentimiento tiene sobre ti. Es un regalo que te das a ti misma para caminar ligera y en paz. Recuerda: Jesús nos perdonó primero, y con Su ejemplo, somos capaces de extender el perdón también.
El perdón es un proceso que requiere de la gracia de Dios y nuestra disposición. Haz estas actividades con un corazón abierto, confiando en que el Señor te dará las fuerzas para sanar y vivir en libertad. “Donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad” (2 Corintios 3:17).
2 respuestas a «5 Prácticas para Perdonar»
Y tengo q aceptar q esa. Persona me venga hablar?
No, el hecho de perdonar no quiere decir que debas crear o establecer una relación cercana o lejana con esa persona. Es tu decisión, y es importante que cuides de ti, de tu salud mental y de tu cazón.